viernes, noviembre 30, 2007

Es la educación, estúpido



Se agradecen, pero no eran necesarias las cifras que ha hecho públicas la Fundación Bofill sobre la catástrofe educativa catalana.
Cualquiera que haya frecuentado la Universidad en los últimos decenios se lo habría podido explicar a algún miembro del gobierno, de haber habido alguno interesado por el asunto.

No obstante, la verdad es mucho peor que las estadísticas:
a ningún gobierno de la Generalitat le ha importado la educación.
La formación del espíritu nacional, sí.
La así llamada "política" lingüística, mucho.
Todo lo relacionado con la ideología, como la Historia, bastante.
Lo demás es ornamental, a menos de que dé dinero.

Las causas de que Cataluña sea la autonomía peor educada de España, siendo España la nación peor educada de Europa, forman parte de lo más rancio de su clase dirigente.
El país es una finca de comerciantes, pequeños industriales, negociantes, ejecutivos ancilares, gente práctica.

Aquí la vida intelectual ha tenido siempre un vuelo gallináceo.
Obsérvese que todavía se vegeta de lo que hicieron unos burgueses de 1900.
Y que el moderno Olimpo internacional catalán se reduce a un músico que tocaba el violonchelo y un pintor balear.
No hay más, porque ni siquiera Josep Pla entra en el canon de los comisarios nacionales.
Y a Gerhard lo ha editado Caja Madrid.

A propósito, comparen la programación de conciertos de Barcelona con la de Madrid.
Verán que en Barcelona aún no existe el siglo XX.
El siglo XXI comenzará, supongo yo, dentro de diez generaciones.

Los que profesamos en la Universidad estamos abatidos.
Es insoportable ver a esos chavales, tan inteligentes como cualquier otro grupo de jóvenes, percatarse del fraude que se ha cometido con ellos.
Los años perdidos.
La sistemática trivialidad que aquí llaman "educación".
La conciencia de que ya es demasiado tarde.
Saben que, con alguna excepción, nunca tendrán la formación de sus colegas europeos.

Seguirán representando, con griegos y portugueses, a ese invitado a quien todos tratan con aire paternal:
el simpático descerebrado que trae las bebidas.

Féliz de Azúa - El Periódico de Catalunya

jueves, noviembre 29, 2007

El estilo del mundo



Ya hace décadas que la sociedad occidental ha asumido que a los niños hay que prestarles una atención desmesurada.
Se acabaron los tiempos del callejeo, el ver a los hijos sólo a la hora de la cena (sin saber por dónde andaban; ahora si es así es porque están bien controlados en los campos de concentración) y de tratarles como adultos desde una tierna edad.

Ahora la adolescencia llega más tarde y tarda mucho más en abandonarse (e incluso las lecturas adolescentes, tipo Auster, son encumbradas en todo el mundo por aquéllos que ya han vivido más de lo que les queda por vivir).

Pero sólo hace falta leer a nuestro Juan Marsé (¿le darán hoy finalmente el más que merecido Premio Cervantes?) para darse cuenta de que no hace tanto que los niños se hacían adultos en las calles.

Acaba de publicarse por estos lares el libro autobiográfico Un pedigrí, del novelista francés Patrick Modiano, donde nos habla de sus primeros veinte años de vida.
Creador de un mundo propio que remite a los tiempos de la Ocupación de Francia durante la Segunda Guerra Mundial y el colaboracionismo francés, uno lee su infancia y juventud como Los cuatrocientos golpes de Truffaut limpios de toda ternura.

Modiano inicia su breve libro con estas palabras:

Nací el 30 de julio de 1945, en Boulogne-Billancourt, y en el 11 del paseo Marguerite, de un judío y una flamenca que se conocieron en París durante la Ocupación.
Escribo judío sin saber qué sentido tenía en realidad esa apelación para mi padre y porque, por entonces, constaba en los carnets de identidad.
Las temporadas de grandes turbulencias traen consigo frecuentemente encuentros aventurados, de tal forma que nunca me he sentido hijo legítimo y, menos aún, heredero de nada.


El ambiente que describe Modiano nos remite a ese maravilloso cine francés de los años treinta.
Ese ambiente canalla francés (aunque quieran pasar por los encumbrados especialistas en el amor y el refinamiento), que no tiene nada que envidiar al inglés o al alemán.
Con toda seguridad la historia del siglo XX ha estado marcada por el enfrentamiento franco-germano y los que mejor han salido parados han sido los franceses.
Pero cuando uno escarba en los interiores de la burguesía francesa como hace Modiano, la familia Soprano es un pálido reflejo de los gánsteres franceses de los años treinta y cuarenta.

Está claro que los ingenuos y románticos alemanes nada tenían que hacer con los fríos y metódicos franceses, a pesar de que un yankee escriba en francés la interminable historia de un sádico asesino homosexual de las SS.

Modiano tuvo una infancia de estilo dickensiano, pero en el París de la posguerra (no tan sórdida como la española), y sin duda alguna pudo llevarse algo más a la boca.
Sin embargo, y a pesar de que su padre se desentendió de él de muy joven, su madre era una actriz que gustaba del buen vivir y el medio en el que le toco vivir fue de lo más reacio, no requirió los servicios de un psicoanalista ni se quejó amargamente frente a la sociedad de su desdichado sino, como muchos jóvenes hacen hoy para justificar su estupidez.

Modiano se dedicó a escribir, y no para ganar dinero o fama, sino para conjurar sus demonios personales.

Un personaje de ficción afirma en un momento dado en una novela contemporánea:

“Nuestros tiempos se han hecho ñoños, melindrosos, en verdad mojigatos.
Nadie quiere ver nada de lo que hay que ver, ni se atreve a mirar, todavía menos a lanzar o arriesgar una apuesta, a precaverse, a prever, a juzgar, no digamos a prejuzgar, que es ofensa capital.
Nadie osa ya decirse o reconocerse que ve lo que ve, lo que a menudo está ahí, quizá callado o quizá muy lacónico, pero manifiesto.
Nadie quiere saber; y a saber de antemano, bueno, a eso se le tiene horror, horror biográfico y horror moral.”

Es el estilo del mundo que nos ha tocado vivir, en el que la gente pusilánime detesta el conocimiento, también los escritores.
Y los niños, el futuro de nuestra sociedad, maman esta premisa desde que ven la luz.

Modiano escarba con su bisturí en su pasado y se salva :

Aquella noche me sentí ligero por primera vez en la vida.
La amenaza que pesaba sobre mí todos aquellos años y me obligaba a estar continuamente en guardia se había disuelto en el aire de París.
Había zarpado antes de que se derrumbara el pontón podrido.
Por poco.


Maximilian von Czernowitz

miércoles, noviembre 28, 2007

Don José



José Ysbert Alvarruiz, Pepe Isbert
(3 de marzo de 1886 –
28 de noviembre de 1966)

martes, noviembre 27, 2007

Parmigiana



Estamos en plena época de berenjenas.

Su cultivo es antiquísimo, innumerables escritos sitúan su origen en Oriente.
Traída por comerciantes árabes pasó al norte de África y más tarde, en la Edad Media, entró a Europa por España, desde donde se extendió su cultivo por los países cálidos del mediterráneo.
España, Italia y Grecia son los principales consumidores y productores europeos.

Hoy les propongo una sencillísima y suculenta receta napolitana.

Parmigiana di melanzane alla napoletana

Ingredientes para 4 personas

4 berenjenas medianas (cortadas en rodajas de 1 cm aproximadamente)
400 gr. de tomate triturado
2 cebollas medianas (finamente picadas)
2 dientes de ajo (finamente picados)
150 g de queso mozzarella (cortada en cuadraditos)
4 cucharadas soperas de queso parmesano (o pecorino) rallado
2 huevos (batidos)
Albahaca fresca (finamente picada)
Orégano seco (1 cucharada sopera)
Aceite de oliva
Sal
Pimienta blanca
Harina

Lave las berenjenas y córtelas (sin pelarlas) en rodajas de 1cm.

Sale las láminas y déjelas escurrir durante 1 hora (de esta manera perderán el regusto amargo).

Seque las lonchas, enharínelas y fríalas en abundante aceite de oliva.

Colóquelas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

Vierta 4 cucharadas soperas de aceite de oliva en una olla y sofría a fuego medio la cebolla durante unos diez minutos.

Incorpore el ajo, deje dorar ligeramente y agregue el tomate triturado, el orégano, la albahaca y sal y pimienta al gusto.

Tras veinte minutos a fuego moderado la salsa estará lista.

Coloque en una fuente de hornear una capa de berenjenas, añada varios trozos de mozzarella, cúbralas con parte de la salsa de tomate y la mitad del huevo batido.

Repita la operación.

Espolvoree sobre la última capa el parmesano rallado.

Hornee a unos 180 grados durante 20 minutos.

Deje reposar y sirva templado.

También puede servirse frío acompañado de una ensalada.

Buon appetito a tutti!

viernes, noviembre 23, 2007

Sobre el brillo de los metales



¡Estos tipos sabían lo que era soplar!
¡Benditos sean Louis y Jack!

¡Feliz fin de semana!

jueves, noviembre 22, 2007

El viaje a ninguna parte



"Todo lo compensa el misterioso placer de sentirse invadido por un personaje"
Fernando Fernán Gómez

Le gustaban el tango Caminito y Marlene Dietrich, había nacido en Lima en 1921 durante una gira teatral de su madre, la actriz Carola Fernán-Gómez, y su voz impar era todo un símbolo para el cine español.

Fernando Fernán-Gómez murió ayer a los 86 años en el hospital La Paz de Madrid rodeado de su compañera durante los últimos 35 años, la actriz Emma Cohen y de sus dos hijos, Elena y Fernando, fruto de su matrimonio con la cantante María Dolores Pradera.

Los restos del actor se instalarán hoy a partir de las 11.00 en el Teatro Español de Madrid, el último escenario que pisó.

Con Fernán-Gómez desaparece un creador total: dramaturgo, novelista, articulista, guionista, director de cine, teatro y televisión y, fundamentalmente, actor.
Un cómico (término que le gustaba más y que siempre defendió) que dirigió obras maestras como El extraño viaje o El viaje a ninguna parte e interpretó películas (algunas de ellas fundamentales) como Esa pareja feliz, La vida por delante, El mundo sigue, El espíritu de la colmena, El anacoreta, Maravillas, Belle époque, El abuelo y Todo sobre mi madre.

En sus memorias, tituladas El tiempo amarillo y publicadas en 1990, reunió la crónica de una vida marcada por su madre y su abuela ("Ellas se esforzaban en que me pareciera natural el hecho de no tener padre y yo me esforzaba en que ellas no se dieran cuenta de que yo me daba cuenta de que aquello no era normal"), el desamor ("así, de destrozo en destrozo, de derrota en derrota, amable lector ha ido transcurriendo mi vida sentimental") y el humor: "Hacia la mitad del camino de mi vida, una mujer bellísima y muy inteligente con la que había tenido escasos días de intimidad me dijo mirándome con su mirada inolvidable:
A ti no se te puede destruir Fernando. Tú ya estás destruido".

Fernán-Gómez empezó su carrera en los años cuarenta y desde entonces trabajó en más de 180 películas, dirigió 25 filmes y escribió una decena de obras teatrales, entre ellas, en 1984, Las bicicletas son para el verano.

Recibió numerosos galardones como el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, los Premios Nacionales de Cine y Teatro, la medalla de oro de la Academia de Cine y cinco premios Goya

Elegido en 2000 miembro de la Real Academia (donde ocupó el sillón B) el día de su ingreso proclamó:
"Creo hallarme entre las personas dispuestas a defender su libertad no con la violencia y la sangre, sino con el pensamiento y la palabra".

Pero Fernán-Gómez fue sobre todo un defensor feroz de la vida libertaria de los cómicos, de su moral y del mundo aparte que constituyeron durante los grises años del franquismo.
Más de una vez explicó que la íntima tragedia de todo actor es saber que nunca podrá ser otra persona y por ello siempre intentó descifrar la fragilidad de un oficio "imposible" que necesita el elogio "sin medida, menos por vanidad que por la ineludible necesidad de ser tranquilizado, de recuperar la calma".

La última vez que se subió a un escenario fue en 1992 para una lectura de anuncios por palabras en el Teatro Español, en un espectáculo que dirigió Mario Gas.
Entonces, ya había decidido retirarse de las largas giras teatrales y actuar solo para el cine: La silla de Fernando, un documental-conversación dirigido por David Trueba y Luis Alegre, fue en 2006 su último gran estreno.

En la intimidad, Fernán-Gómez se lamentaba de los "injustos" dolores de la vejez y le gustaba recordar su niñez pegado a una abuela que muy pronto le enseñó a correr en libertad ("Para mí, mi abuela era la ternura, el calor, la compañía") y la belleza de su madre, a la que dedicó algunas de sus mejores páginas:
"Jugaba yo en la plaza de Santa Ana con otros niños desconocidos y por allí, por el fondo de la plaza, se dibujaba una aparición sonriente, venía hacia mí llena de belleza. Era mi madre. Lo más bello que había en toda la plaza. Me traía besos, abrazos, y regalos, un juego de dominó con las fichas de chocolate y una caja de lápices de colores".

El estallido de la Guerra Civil dejaba en suspenso la vida de un país, pero él "seguía creciendo mientras aquellas dos mujeres discutían sobre qué hacer conmigo. 'Un oficio limpio', opinaba mi abuela.
'Obrero, de ninguna manera', replicaba mi madre".

A los 16 años, ya convertido en un pelirrojo zangolotino, empieza a estudiar declamación con Carmen Seco en la Escuela de Actores de la CNT.
Su primera actuación fue de comparsa en el teatro Pavón.
Y en su primera función, con una compañía de vodeviles en el teatro Eslava, el miedo le impidió pronunciar las dos frases de su papel.

Fernán-Gómez solía decir que el oficio de actor es quizá el único en el que la alienación puede producir felicidad.
"Todos los esfuerzos, todos los dolores también tienen su compensación.
Una de ellas es el misterioso placer de sentirse invadido por un personaje".

Una vida en fechas
1940 Debuta en el teatro a las órdenes de Jardiel Poncela.
1945 Participa en Domingo de carnaval, de Edgar Neville.
1950 Protagoniza Balarrasa, de José Antonio Nieves Conde.
1951 Protagoniza Esa pareja feliz, de Luis García Berlanga.
1952 Dirige su primer largometraje, Manicomio.
1964 Dirige la película El extraño viaje.
1973 Protagoniza El espíritu de la colmena, de Víctor Erice.
1976 Gana el Oso de Plata en Berlín por El anacoreta.
1978 Premio Lope de Vega por Las bicicletas son para el verano.
1979 Trabaja en Mamá cumple cien años, de Carlos Saura.
1987 Gana cuatro Premios Goya: tres por El viaje a ninguna parte y un cuarto por Mambrú se fue a la guerra.
1989 Premio Nacional de Cinematografía.
1990 Publica su autobiografía El tiempo amarillo.
1992 Goya al mejor actor por Belle époque.
1995 Gana el Príncipe de Asturias de las Artes.
1997 Elegido miembro de la Real Academia Española.
2004 Oso Honorífico en Berlín.
2006 David Trueba y Luis Alegre estrenan La silla de Fernando, filme basado en una conversación con él.

Elsa Fernández Santos – El País



Grande de España

La noticia de la muerte de Fernando Fernán-Gómez me deja tocado, sobrecogido, como a todos los que estamos en pleno rodaje del Dos de Mayo.
Lo bueno es que en un día tan triste me encuentro en compañía de intérpretes y amigos suyos, como Manolo Galiana, Miguel Rellán, Tina Sainz, Quim Gutiérrez... y la triste noticia de su muerte, no por esperada, nos ha dejado conmocionados.
Se nos ha muerto un grande de España.
Me siento honrado y orgulloso de haber hecho El Abuelo con él; de haber sido miembro del Jurado del premio Mariano de Cavia que le concedimos por unanimidad en la Casa de ABC; y de haberle dedicado un número en la revista Nickel Odeón a su inmensa figura y personalidad.
Fernando no sólo ha sido actor, sino que ha reivindicado el papel del actor.
Ha sido un director extraordinario, un escritor maravilloso -Las bicicletas son para el verano, El tiempo amarillo-; era alguien que pasaba por encima de lo que se proponía como creador y artista.
A todos los que hemos trabajado con él nos ha dejado una huella enorme.
En particular, mi trato con él siempre ha sido magnífico en los tres proyectos cinematográficos que compartimos.
Fernando ha sido un hombre divertido que brillaba por su inteligencia.
Era un ser humano de una inteligencia y de una clarividencia absolutas.
Quiero desmentir rotundamente que fuera, como se decía de él, un hombre "huraño", o que "estaba airado...".
Jamás lo vi así, conmigo nunca lo estuvo, y eso que he estado con él rodando, fuera de rodaje, en Hollywood, en Los Ángeles, y jamás se ha comportado como un hombre airado o gruñón.
Me viene a la memoria una anécdota estupenda al respecto que muestra muy bien cómo era Fernando: allá en la Meca del cine, nos metimos un día en una limusina enorme repleta de licores: whisky, coñac...
Allí dentro nos encontrábamos Mariano Rajoy, que entonces era ministro de Cultura; Pío Cabanillas, que era el director de RTVE; Luis María Delgado, amigo de Fernando, y director de cine también, que ha fallecido este año; Emma Cohen, y un servidor. Entonces, de repente, el chófer de la lumusina se dirigió a Pío, que era el que hablaba maravillosamente inglés, para preguntarle dónde íbamos.
Y Fernando salta y le pregunta a su vez:
"Cómo dice usted, caballero?", con esa voz rotunda, enorme.
Pío le traduce: "¿Que a dónde vamos?"
Y Fernando aclara: "¿Cómo que a dónde vamos? A ningún sitio, joder, con lo bien que se está aquí dentro, y con todo lo que tenemos, es imposible estar mejor.
Con whisky, televisión, charla y tertulia, a ningún lado vamos, coño".
Fernando honró la Real Academia.
Recuerdo que el día que vimos El abuelo junto a Sus Majestades los Reyes le dije a Fernando: "Vas a ser acádemico".
Y así ha sido.
Con él entró el cine en la Academia, y ya era hora.
Hasta ese momento lo representaba Julián Marías, pero su relación con el cine era más reflexiva, más analítica.
Fernando ha sido un magnífico actor y escritor, y su obra teatral extraordinaria. Hace algunos años estuvimos durante doce semanas en Asturias rodando "El Abuelo" -creo que también para él fueron unos días extraordinarios-, y tuve el placer y la oportunidad de dar muchos paseos junto a él por aquel maravilloso y estupendo paisaje asturiano.
Compartimos sobremesas y en cada momento me daba cuenta de que Fernando ha sido, es, y será un grande de España, que, normalmente no son los que aparecen y conocemos.
Los grandes de España han sido hombres como Picasso, como Ortega y Gasset, como Falla, como Antonio Mingote, como él.
Ha sido magnífico como cineasta, como autor, como dialoguista.
Ha sido una persona que sabía conversar, con la que se podía hablar y que era capaz de contar las cosas de una manera amenísima.
En su haber tiene un póker de obras maestras: La vida por delante, El extraño viaje, El mundo sigue y El viaje a ninguna parte.
Ha sido un actor colosal y le recuerdo así en interpretaciones asombrosas en cine: Balarrasa y El abuelo, que no se hubiera hecho sin él, y teatro:
Sonata a Kroiser y El pensamiento.
Para mí siempre ha sido una experiencia maravillosa trabajar con el, un orgullo y un privilegio.

José Luis Garci



"Don Fernando, ¿le puedo molestar?"

La primera vez que me mandaron al encuentro de Don Fernando - cuando trabajaba en el programa televisivo Caiga quien caiga - memoricé varios títulos de sus películas para soltarlos a su lado, darle las gracias y marcharme.
Llegué al Retiro -le daban un homenaje los de la Feria del Libro-, lo vi, me coloqué a su lado y recité: "Estoy al lado de Don Fernando..., actor en ta ta ta...".
Como veía que me miraba con agrado le pregunté si hacía mucho tiempo que no le preguntaban por la calle si era "el que se moría en Botón de ancla".
Me contestó que hacía un momento había dicho que no hablaría con los medios, y acto seguido se fue a echarle una bronca terrible a una de la organización.
Luego se sentó en la mesa y leyó cinco folios sobre qué significaba para él el premio de la Feria del Libro, los premios en general, ese en particular, la Feria del Libro, los libros, qué estaba haciendo en el momento de la concesión, etc, etc.
No dejó un cabo suelto.
Comprendí que a un señor que se toma la molestia de redactar cinco folios no puedes ir a tocarle las narices preguntándole si está contento con su premio.
Mandar a la mierda al que lo haga es mandarlo muy cerca.
La última vez que le vi fue en el festival de San Sebastián, y micro en mano le pregunté:
"Don Fernando, ¿le puedo molestar?"
Y él me dijo: "¡¡No!!".
Aquel "no", a pesar de su rotundidad, no era iracundo.
Él había llenado de literatura ese "no".
Con él me decía: "Me has preguntado si me puedes molestar y yo, ante la posibilidad de poder elegir entre ser molestado o no, elijo lógicamente la mejor opción:
¡¡No!!"
Me hizo reír.
Muchas gracias.

Pablo Carbonell




Las frases de un artista completo

EL CARÁCTER
"Tengo fama de gruñón.
Lo reconozco y al mismo tiempo lo lamento.
En cualquier caso, ya no estoy en edad de corregirme".
"No soy un malhumorado.
Tengo el carácter variable y algún pronto que no resulta peligroso".

LA INTERPRETACIÓN
"No es que quisiera ser actor de cine, es que quería ser Clark Gable.
Esto es lo que quería, y no nada más puro o más profundo".
"En el oficio de actor el éxito o el fracaso suelen venir muy acompañados de la casualidad".
"Me he sentido más satisfecho como actor que como director, quizá tengo un mayor dominio de esta primera profesión".

EL CINE

"El cine es un vehículo de expresión, pero no estoy muy seguro de que sea un arte".

EL TEATRO
"Me retiré del teatro porque los espectadores me molestaban".

LA TELEVISIÓN
"Seis, ocho millones de espectadores.
Son cifras con las que nunca pudo soñar ningún director teatral o novelista, y menos aún Esquilo, Sófocles o Eurípides".

LA LITERATURA
"Me gustaría solo escribir, no actuar".

LAS MUJERES

"¿La amistad entre un hombre y una mujer?
Sí, la entiendo, mientras no sea yo el amigo".
"Las mujeres bondadosas no suelen tener gancho; las que lo tienen son las que te pueden destruir, como la Dietrich".
"Me gusta rodearme de mujeres atractivas y, dentro de ellas, prefiero la más atractiva; una mujer culta me puede servir para que me dé clases de filosofía medieval, pero nada más".

ESPAÑA
"En España no solo funcionan mal los que mandan, sino también los que obedecen".

EL TRABAJO

"El trabajo es un castigo.
La Biblia lo dice.
Lo impuso Dios y, que sepamos, no lo ha levantado".
"Mi proyecto vital ha sido vivir de rentas, pero no lo he logrado".



miércoles, noviembre 21, 2007

Rebelión en Catanya



¡Por fin ha visto la luz!

El esfuerzo ha merecido la pena.

A pesar de infinidad de impedimentos y trabas, ha salido a la venta Rebelión en Catanya, el descacharrante panfleto (en el correcto sentido de la palabra) de Juan Abreu.

El Sr. Abreu (La Habana, 1952) salió de Cuba (no como reza la canción, sino huyendo del infierno castrista a bordo de un bote acompañado de su amigo Reinaldo Arenas) en 1980.
Vivió exliado en Miami y ahora vive exiliado en Barcelona.
Prolífico pintor y escritor,es creador de un mundo literario provocador y profundamente iconoclasta.

Entre sus obras destacan su testimonio sobre la figura de Reinaldo Arenas, A la sombra del mar (1998), las novelas Garbageland (2001), Orlan Veinticinco (2003), Accidente (2004), Cinco Cervezas (2005) y Diosa (2006).
Su obra ha sido traducida a varios idiomas.

Será el gran líder Tarat Rubéola capaz de llevar a su pueblo a la verdadera Independencia?
¿Es irremediablemente idiota Tostat Décimo, Rey de Espala?
¿Es el famoso asno catanyo o espalo?
¿Cómo se dice follar en catanyo?
¿Qué ha sido del código genético de Adánico Florete, mártir de la libertad de prensa catanya?
¿Por qué ciertos libreros y distribuidores conspiraron para que no se publicara Rebelión en Catanya?

Si le interesa descifrar estos enigmas y de paso reírse como un desquiciado, lea este libro, si no, lea otro.

A su entera disposición en las siguientes librerías:

La Central. Calle Mallorca, 237. Bcn.
La Central del Raval. Calle Elisabets, 6. Bcn.
La Central de Atocha. Ronda de Atocha, 2. Madrid.
Libreria Laie. Pau Claris, 85. Bcn.

En breve también podrá adquirirlo en
  • Emanaciones




  • El Nacionalismo es grave, ceremonioso como toda religión.
    Irracional por naturaleza, hermano carnal del Totalitarismo, detesta el sentido del humor.
    Su objetivo es que todas sus truculencias, delirios y estupideces nos los tomemos absolutamente en serio.
    No demos ese gusto a sus sacerdotes.
    Rebelión en Catanya es un homenaje a Orwell y a Arenas (¡oh Maestros, perdonen el atrevimiento y disculpen mis torpezas!) y un intento de arrojar un poco de humor al rostro de un Nacionalismo que crece a nuestro alrededor, no sólo en España, sino en toda Europa.

    Me he divertido mucho escribiendo este libro, espero que a ustedes les suceda lo mismo al leerlo.

    Juan Abreu

    lunes, noviembre 19, 2007

    Loquilandia



    Dedicado a Susana Estrada, paladín de la eterna juventud, oponente de viejos mohínos, rival de añosos y enemiga acérrima de todo aquello que huela a vetusto e inmemorial.

    Estas imágenes pertenecen a Hellzapoppin (Loquilandia), posiblemente la película más demente, diparatada, posesa, bulliciosa, chiflada, jocosa y alucinada de la historia del cine.

    En acción los Whitey's Lindy Hoppers, un, por desgracia, efímero grupo de baile profesional (formado en el mítico Savoy Ballroom) de la época dorada del swing.

    ¡Menuda manera de moverse! ¡Indescriptible!

    ¡Los ancianos sabían pasárselo bien!

    Feliz semana.

    viernes, noviembre 16, 2007

    Mascletà



    No basta ser húngaro para hacer cine, pero ayuda bastante
    Michael Curtiz

    No basta ser valenciano para hacer cine, hay que tener talento
    J.A. Bardem

    Su delicada salud impidió a Luis García Berlanga asistir al merecidísimo homenaje que le rindió la Academia de Cine, la misma de la que es fundador y presidente de honor y que ayer quiso celebrar los 55 años de Bienvenido Mister Marshall, una de las cintas más emblemáticas de la historia del cine español.

    Don Luis nació en 1921 en el seno de una familia acomodada de Valencia.

    Soñador, señorito anarquista, vago vocacional, erotómano, dotado de unos cristalinos ojos azules con zoom para las señoritas, dueño de una cabeza de senador romano, grande de España, autor de algunas obras maestras de éste y otros siglos.

    Multiquerido, multipremiado, multicopiado.

    Un genio anda suelto.

    La impronta valencianísima está muy presente en su filmografía plagada de astracanadas, situaciones esperpénticas, personajes grotescos (Don Pablo, el alcalde de Villar del Río; Mauro, el indigente al que se le aparece San Dimas; Benigno, el rastrero hijo de Quintanilla, el de las serrerías; Paquito Yepes, el niño cantor; José Luis Rodríguez, de enterrador a verdugo para conseguir un piso; Jaume Canivell, empresario catalán dedicado a los porteros automáticos; Limeño, el acoquinado torero republicano), patetismo, regodeo, ferocidad, pesimismo y candidez a partes iguales.

    ¡Pura mascletà!

    Hablar del cine de Berlanga es hablar de larguísimos planos secuencia (ni Orson Welles en Sed de mal) y de las interpretaciones corales de los portentosos actores de reparto (nunca secundarios) que desfilaron por nuestras pantallas entre los años cincuenta y setenta del pasado siglo (Pepe Isbert, Manuel Alexandre, Luis Ciges, Agustín González, Antonio Ferrandis, Emma Penella, Elvira Quintillá, Luis Escobar, José Sazatornil, Xan das Bolas, José Orjas, Chus Lampreave, Juan Calvo, Laly Soldevila…)

    Sus películas, mediterráneas, excesivas y barrocas están plagadas de sabañones, de miseria, de desinfectante, de familias hacinadas en pisos minúsculos, de lentejas con piedras, de curas despiadados, de motocarros, de infortunados molidos a palos morales, de bandas desafinadas, de sucedáneo de café, de notarios y banqueros implacables, de niños cosidos a pescozones, de funcionarios maleducados, de paellas populares, cestas de Navidad y jamones, de aristócratas en franca decadencia…

    Para poner guinda a este homenaje al gran Berlanga y acabar con buen pie La Cremà, nada mejor que algunas incendiarias declaraciones del maestro.

    Pesimismo
    "Al tercer día de nacer ya me estaba cagando en la sociedad española.
    Siempre he tenido la sensación de que no iba a tener nada positivo, y he intentado crearme válvulas de escape.
    La principal es el erotismo, una de las pocas cosas que me asciende desde el nivel del barro y de la mierda de esta sociedad que me ha tocado...
    Dice Piccoli que soy el Quijote.
    ¡Tendría que ser el marqués de Sade!
    Hasta la Guerra Civil yo era un solitario total, no tenía amigos.
    Tenía la fantasía estúpida de querer ser invisible.
    Luego llegó la contienda y tuve que salir de casa.
    En el 36 yo tenía 15 años.
    Y a los 13 ya sabía qué pasaba en España, porque mi padre era diputado republicano y mi abuelo había sido senador con Sagasta...
    Mi familia era una familia de políticos, y con ellos supe que la política era una cagada, como todo..."

    Crispación
    "Era evidente que desde que ganó el Frente Popular se produjo en España una crispación espantosa, y yo veía eso desde mi sitio de solitario.
    Era una crispación tan grande como la que hay ahora, pero ahora nosotros estamos vacunados contra el fusil y contra la trinchera, pero todo se parece mucho".

    La Guerra Civil
    "La viví maravillosamente, si se puede decir así.
    Había persecuciones, muertes, pero, fíjate, en medio de aquel caos yo sentía que estaba viviendo unas largas vacaciones.
    Descubrí qué eran los amigos, aprendí a encontrar felicidad en los libros...
    Mi padre, republicano, pudo huir a Tánger, pero allí lo apresó Franco.
    Y le pidieron la pena de muerte.
    Fíjate, hubo dos divisionarios de la División Azul, Luis Ciges y Luis García Berlanga, y los padres de ambos eran diputados de Unión Republicana, el de Ciges había sido gobernador en Ávila y mi padre era diputado.
    Al de Ciges lo fusilaron los franquistas y mi padre tuvo que huir tanto de los franquistas como de los anarquistas.
    Lo que es la vida".

    La División Azul
    "Fui porque me lo pidió la familia, porque mi padre estaba con petición de pena de muerte.
    Pero en realidad lo que me motivó a ir fue una chica.
    Yo estaba enamorado de ella, creí que estando en la División Azul se quedaría prendada de mi valor; no me mandó ni una carta y se hizo novia de mi amigo más íntimo.
    Me lo pidieron: 'A lo mejor sirve para que conmuten la pena a tu padre'.
    Nunca disparé un tiro, jamás maté a nadie.
    Me pusieron a vigilar en una torre vigía pero no veía nada y me inventaba las cosas. Hacía un frío intenso y a lo que temía era a Drácula...
    No, no entendí la guerra.
    Si no he entendido la vida, ¿cómo voy a entender una guerra?
    La guerra es una complicación de la vida.
    No sirvió para nada ir a la División Azul.
    Para conseguir la conmutación de la muerte que recaía sobre mi padre hubo que pasar por el estraperlo de la muerte.
    Había dos personas, un médico de los ojos y una hermana suya, que cobraban ese estraperlo.
    Mi padre tenía una fábrica de electricidad y una finca.
    Lo vendimos todo y le salvamos la vida, pagando".

    Los otros
    "He trabajado con muchos: Bardem, Azcona, López Vázquez, Alexandre...
    Alfredo Landa dijo de mí lo que mejor me define: 'Berlanga es un hijo de puta con ventanas a la calle, pero si me llama, siempre me tendrá a su lado'.
    Se hacen amigos míos, pero en los rodajes me odian...
    Con Azcona dejé de hacer guiones y eso ha hecho que dejemos de vernos; nos juntábamos para buscar ideas...
    No nos vemos porque ya no se hacen tertulias, la ciudad está llena de coches.
    Con Azcona siempre hubo una amistad profunda, y se nota cuando nos hemos visto de nuevo, aunque estemos cagándonos en la vida mutuamente".

    ¡Feliz fin de semana!

    miércoles, noviembre 14, 2007

    ¿Ha llegado el momento?



    Sí, es cierto, la ciudad es ahora un verdadero caos, pero no sólo por los trenes de cercanías.
    En realidad las cercanías hace decenios que fueron abandonadas por la Generalitat. Cualquier habitante de los múltiples suburbios, pueblos y urbanizaciones que rodean Barcelona puede contar historias terroríficas sobre la conexión con la capital.
    Esto no es Múnich, ni Milán, ni Toulouse.

    La Generalitat, obsesionada con sus agonías ideológicas, ha hecho muy poco para que los ciudadanos puedan vivir cómodamente cerca de la capital.
    En cambio, el resto del territorio, los pueblos y ciudades secundarias, han experimentado un incremento de calidad muy notable.

    La vieja política de Pujol fue siempre desarrollar todo lo que no fuera Barcelona y reducir la capital, tan híbrida, tan forastera, tan poco nacional, a una ciudad de provincias.
    Ahora ya es tarde.

    Cualquiera sabía desde hace años que la vieja ciudad burguesa diseñada para cien familias por las cien familias, era una caja de bombones con aroma belga.
    Sin embargo, aquellos que osaban decirlo eran inmediatamente tachados de la lista de seres humanos e incluidos en la de enemigos del Régimen.
    No es fácil ser sincero en este país.

    El caos ha traído una exacerbación de la angustia; el fracaso, un incremento de la sensación de impotencia.
    Nunca como antes los grupos de energúmenos se habían sentido tan justificados y protegidos.
    Actúan con la convicción de que nadie va a reconvenirles o amonestarles.

    Su proyecto es crear un ambiente lo más similar posible al del País Vasco, aunque sin mancharse de sangre.
    Las balas, de momento, sólo se incrustan en fotografías.

    La táctica pujolista de echar la culpa de todo a los españoles sigue dando frutos.
    Hace unos días, el anciano político decía que nunca el odio de los españoles contra los catalanes había sido tan fuerte.
    "Ni en tiempos de Franco", añadía.
    Era una opinión pasmosa que lleva a preguntarse qué medios de comunicación lee, qué radios oye, qué televisiones mira Jordi Pujol.

    La exacerbación, la histeria, a veces llamada "crispación", hace mella en los más resentidos.
    Su hijo, Pujol Ferrusola, que ha heredado la jefatura ideológica del partido (éste sigue siendo un país de empresa familiar), declaraba casi el mismo día que todo nacionalista es independentista "si le queda alguna neurona".

    No obstante, con lógica daliniana, cuando le preguntaron si creía que Cataluña sería independiente algún día respondió: "No".

    En todo caso, que Convergencia sea ahora un partido independentista significa un cambio notable en los proyectos de las clases medias y acomodadas de Cataluña, siempre mansas con sus representantes.
    La situación se ha estancado en un punto tedioso.

    Como escribía el notario López Burniol en estas mismas páginas a principios de noviembre, ha llegado el momento de hablar abiertamente con la población sobre la independencia.
    Lleva toda la razón.
    No creo que quede otra salida.

    De una parte, la población está hastiada del despilfarro gigantesco que se comete con la excusa de la "identidad" en detrimento de la vida real; otros ya no pueden soportar más sermones y broncas por no parecer sobradamente catalanes según el modelo de las elites; por fin hay una minoría que se angustia frente a un discurso agotado y teme caer en el abismo.
    Por esta razón, un partido conservador, católico y burgués como Convergència, ha optado por la vía adolescente.

    El partido converge hacia Ibarretxe.
    Ahora son separatistas, aunque mantengan los eufemismos habituales: confederación, asimetría, autodeterminación, soberanismo.

    El notario López Burniol escribía en su artículo que el primer paso a dar es el de consultar a la población vasca, catalana y gallega sobre este punto.
    Él añadía a los navarros no sé con qué finalidad, pero está bien, que se incluya quien lo desee.
    También en esto coincido con él.

    Sería de desear que se realizara esa consulta bajo un apelativo que justificara su legalidad, con todas las garantías posibles y mediante un periodo de explicación suficientemente largo.
    Por ejemplo, un año.

    Durante ese año los separatistas nos explicarían cómo iba a ser la nueva nación, qué harían con aquellos que desearan seguir siendo españoles, cómo se resolverían los problemas prácticos (propiedades, comunicaciones, fiscalidad, etcétera), qué protección jurídica tendrían los excluidos o sus familias, y cuáles serían las ventajas de semejante paso.
    Por su lado, los partidarios de continuar con el Estado de las autonomías podrían defender su criterio sobre los efectos de poner fronteras al Ebro.

    La consulta debería realizarse con todas las garantías, claro está, entre las cuales hay una de difícil negociación: tanto si el resultado es negativo como si es positivo, debería considerarse irreversible.
    Yo creo que una consulta semejante puede llevarse a cabo perfectamente en Cataluña y estoy, además, seguro del resultado.
    Excepto en un porcentaje que no debe de llegar ni al 20% de la población, no creo que ni siquiera los separatistas votaran por la independencia: les crearía problemas.
    Pero es cosa de averiguarlo.

    En cambio, dudo de que pudiera llevarse a cabo en el País Vasco.
    A pesar de los maullidos de Ibarretxe, en su autonomía no hay garantías democráticas para quienes no piensan como él.

    Mientras muchos de sus oponentes del PSV y del PP hayan de vivir con protección policial, mientras los desdichados políticos que habitan en pueblos con hegemonía fascista no puedan llevar una vida normal, es rigurosamente cínico (o malvado) plantear una consulta a lo Mugabe.

    Como dice el lehendakari, los vascos y las vascas tienen todo el derecho del mundo a elegir su futuro, por eso justamente lo primero que debería hacer su presidente es garantizarles que lo tienen y que no van a acabar con un tiro en la nuca, expulsados de sus hogares, o molidos a palos.

    Desde la experiencia catalana, el discurso nacionalista está acabado, como muestra el continuo incremento de la abstención, y sólo queda el recurso populista a la independencia o la negociación para mantenerse dentro de la actual Constitución de una vez por todas.

    Prolongar la situación privilegiada de irresponsabilidad de los políticos catalanes sólo trae consigo un deterioro progresivo e imparable de las condiciones vitales de la población.

    Sobre todo, la del barcelonés, la región más nutrida por las sucesivas inmigraciones que han construido la actual Cataluña.

    Sin olvidar que de los siete millones de habitantes oficiales de la Comunidad, cuatro viven en ese entorno explotado por los especuladores, desestructurado por los nacionalistas, olvidado por todos los gobiernos y cuyo centro urbano se ha convertido en un campo de concentración del peor turismo europeo.

    Como ha sucedido en Québec, donde los nacionalistas han perdido toda credibilidad, lo mejor es, en efecto, consultar a los ciudadanos.

    Pero dado que los nacionalistas catalanes y vascos no admiten que el resultado de las elecciones democráticas sea el referente de la opinión cívica mayoritaria, vayamos a la consulta popular.

    Y que gane el menos malo.

    Félix de Azúa - El País

    martes, noviembre 13, 2007

    ¿Qué fue de Stevie?



    A pesar de su ceguera, Steveland Hardaway aprendió desde muy pequeño a tocar infinidad de instrumentos; el piano, el órgano, la armónica, la batería, el bajo y las congas.

    A los once años fichó para el sello Motown.

    Antes de cumplir los treinta ya había grabado la friolera de 25 discos imprescindibles, revolucionando en muchos aspectos el panorama de la música negra.

    En los últimos años parece haber caído en cierto olvido (especialmente fuera de Estados Unidos), y eso que no tiene ni sesenta años.

    En nuestro país se le conoce (o conocía) por la banda sonora de ese tremendo bodrio que es "La mujer de rojo" y por la campaña de seguridad viaria "Si bebes, no conduzcas" (el choteo todavía dura).

    Fuera de chistes y bromitas al uso (¿quién no recuerda el chiste del noveno B? La chanza patria siempre tan fina), huelga afirmar rotundamente que Stevie Wonder es uno de los intérpretes fundamentales de la segunda mitad del siglo XX.

    Black Power!





    lunes, noviembre 12, 2007

    Nobleza obliga



    No hace demasiado tiempo, cuando un crío se volvía latoso o impertinente, se consideraba que lo más oportuno era mandarle callar.

    Tal práctica ha caído en desuso por considerarla poco pedagógica.

    Hoy en día priman más la realización personal y el no coartar los impulsos más primitivos que las buenas maneras.

    Por fin alguien se ha dignado a cerrarle la bocaza de forma enérgica y contundente a ese remedo venezolano de Jesús Gil que es Hugo Chávez.

    Hace años que el comandante, un cacique corrupto, un tipejo ególatra y narcisista a quien los electores le importan un bledo, nos tiene acostumbrados a sus salidas de tono, sus diatribas propias de los predicadores de ultraderecha, sus procedimientos bananeros, sus insultos, su indigenismo de medio pelo, su incontinente verborrea demagógica y populista y sus mamarrachadas, totalmente inaceptables en el marco internacional.

    Todo sea por el bien de su pueblo, duda cabe.

    Zapatero estuvo ejemplar aguantando con temple los envites del bolivarista y defendiendo al ex presidente Aznar (hay que tener un par de agallas para respaldar a semejante impresentable en favor del cumplimiento de las reglas del juego democrático), pero la breve intervención de Su Majestad fue para quitarse el sombrero (y más cuando los cuervos negros de la COPE hace tiempo que piden a gritos su abdicación).

    Las reacciones no se han hecho esperar.

    Chávez, en su línea, ha continuado soltando sandeces, y algunos políticos de nuestro país (los menos) consideran que la actuación de Don Juan Carlos estuvo fuera de lugar.

    El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares (para quien Cuba es el paraíso perdido y Fidel Castro un libertador) ha comentado que la reacción del Rey ha sido "excesiva" y "no muy afortunada".

    El portavoz de ERC, Joan Ridao, calificó de "un poco prepotente" la actitud del monarca y apostilló que "piensa todavía que está en la época de Carlos I".

    Por último, Rajoy, el eterno cabreado, (¿habrá quien lo aguante en las juntas de vecinos?) hizo gala de su habitual chulería y falta de caballerosidad al mencionar escuetamente que la respuesta del presidente del Gobierno fue la adecuada.

    Ni una triste palabra de agradecimiento y apoyo.

    Achacó además el incidente a las "amistades peligrosas" de la actual administración.

    Los señoritos de la gaviota siempre tan considerados.

    Otras voces se han levantado argumentando que un Borbón no tiene potestad para amonestar a un dirigente elegido democráticamente.

    Nuestra Constitución establece en su artículo 1, apartado 3, que "la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria".

    El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.

    Últimamente parece que algunas posturas se han radicalizado.

    Resurgen con fuerza aquellos que no consideran que El Valle de los Caídos es una ignominia, vuelven los que se iban de cacería con Ceacescu y tornan los fanáticos de la siega.

    Nunca he escondido mi condición monárquica, y conforme pasan los años estoy más convencido que de no haber sido por la Corona, en este país (bastante cabestro, para qué engañarnos) seguiríamos liquidándonos, quemando edificios, denunciando al vecino, torturando, fusilando y obligando a cantar himnos a golpe de aceite de ricino.

    Sirvan estas líneas para expresar mi más firme e inmutable adhesión a nuestra Monarquía.

    ¡Viva el Rey!

    viernes, noviembre 09, 2007

    El crepúsculo de los dioses



    Esta noche actúan en la Cuidad Condal los restos del naufragio de dos bandas emblemáticas de la década de los setenta.

    Los New York Dolls (únicamente dos supervivientes de la formación original) y los Jam sin Paul Weller (menudo despropósito) se embarcaron hace un tiempo en una gira meramente alimenticia (los músicos también pagan hipoteca).

    No es algo nuevo, infinidad de grupos jurásicos han tomado el camino de la refundación por motivos meramente pecuniarios.

    Los antes mencionados, Booker T and the MGs, Who, Police, Queen, MC 5, Stooges, Echo and the Bunnymen, Creedence, Blondie, The Knack, Rubinoos, Radio Birdman, Sex Pistols, Buzzcocks, Led Zeppelin…

    La gente suele comer tres veces al día, pero la verdad, ¿qué gracia puede tener un grupo que nada tiene que ver con el conjunto primigenio?

    ¿Es lícito que un individuo granado, honorable padre de familia, o incluso abuelo, se suba a un escenario ataviado con mallas, con el pecho palomo al descubierto y se dedique a interpretar con inusitada furia, totalmente impropia de su edad, levantiscos himnos adolescentes?

    Un bluesman o un sonero octogenarios pueden resultar honorables.

    Un crooner en edad de jubilación, decoroso.

    ¿Pero un rockero entrado en años, en carnes, enmohecido, torpe, achacoso y calvo lirondo?

    Un señor con toda la barba pegando saltitos y ahogados berridos.

    Harto lamentable, doloroso, patético y desolador.

    Y todo por un puñado de dólares, o por una presunción y una vanidad a prueba de bombas que les impide advertir que sus mejores años escénicos pasaron hace lustros a mejor vida.

    La verdad, prefiero disfrutar de sus antiguas grabaciones y recordarlos en toda su plenitud.

    ¡Feliz fin de semana!



    miércoles, noviembre 07, 2007

    Esa pareja feliz



    Tras su partida, su marido dio una última calada a su cigarrillo, apuró su copa de Chablis y se despidió con una inclinación de cabeza.

    La pareja decidió verse más tarde en el local más elegante de la ciudad.

    Allí les esperaban sus viejos amigos, una compañía mucho más grata respecto a la que últimamente se habían visto obligados a frecuentar.

    La reunión se prolongó hasta altas horas de la madrugada, pues hacía tiempo que no se veían y tenían un sinfín de jugosas anécdotas que explicarse.

    A la mañana siguiente, mientras Deborah trabajaba en el jardín, Peter cogió su vieja tabla de surf y se fue en busca de la ola perfecta.

    Usted lo pase bien, Don Pedro.
    Recuerdos a su encantadora esposa.

    Confidente de celebridades

    Habría cumplido 87 años el próximo 16 de noviembre, pero no podía aplazar más su reencuentro con la mujer amada, Deborah Kerr, fallecida tres semanas atrás y que había sido su esposa durante 47 años.

    Peter Viertel estaba gravemente enfermo, pero la muerte en el Reino Unido de su esposa le afectó profundamente, precipitando su ingreso en una clínica de Marbella, donde murió el pasado domingo.

    Era en esta localidad malagueña, donde tenía su residencia y que él denominaba jocosamente como "la Malibú de los años 20", donde siempre quiso terminar sus días.

    Nacido en Dresden, Peter Viertel pertenecía a una ilustrada familia de judíos alemanes, especialmente su madre, la actriz y escritora Salka Viertel, que tras participar en las vanguardias del Berlín de entreguerras, se trasladó a Estados Unidos con su marido, Berthold Viertel, también guionista y director.

    La casa famliar de Mabery Road, en Hollywood, se convirtió en refugio y hogar profesional para escritores, cineastas, artistas y actores centroeuropeos que huían del nazismo.

    De hecho, Salka Viertel titulo sus memorias (prologadas por su hijo Peter) Los extranjeros de Mabery Road, cuya traducción española se publicó en 1995, gracia a una aventura editorial de José Luis Borau.

    Peter era un adolescente cuando conoció a los grandes amigos de su madre.

    De Brecht a Ernst Lubitsch, pasando por Thomas Mann y Greta Garbo, de la que Salka era amiga íntima y guionista.

    Su facilidad para moverse entre celebridades y ser confidente de muchas de ellas, iba a constituir una de las claves de su existencia.

    Cuentan que Viertel se encontraba preparando sus memorias estos últimos años.
    Pero en 1992 ya redactó un aprimera entrega de las mismas, Amistades peligrosas, publicada en España en 1995.

    En este libro afirmaba haber tenido siempre lo dicho por su amigo Irving Shaw, novelista de éxito y guionista:
    "La única razón de que un escritor trabaje como empleado asalariado en Hollywood, es reunir el dinero suficiente para poder trabajar por cuenta propia".

    Peter Viertel publicó con esacaso éxito dos novelas entre 1940 y 1947.
    Trabajar en Hollywood se convirtió en una buena fuente de ingresos.

    Sus primeros pasos fueron con Hitchcock, bajo cuya tutela escribió el guión de Sabotaje (1942).

    Fue colaborador de John Huston, para quien trabajó en Éramos desconocidos (1949) y La burla del diablo (1953), cuyo guión acabaron firmando Truman Capote y el propio Huston.

    Pero la más famosa colaboración entre ambos se produjo en La reina de África (1951), a petición de su amigo Humphrey Bogart.

    Aunque su firma resultó finalmente omitida, aquel rodaje le permitió escribir primero la novela y luego el guión de Cazador blanco, corazón negro (1990), dirigida y protagonizada por Clint Eastwood.

    Su gran amistad con Ernest Hemingway permitió a Peter Viertel convertir en guión su novela Fiesta, en una película interpretada en 1957 por Ava Gardner, Tyrone Power y Errol Flynn.

    De Hemingway también adaptó El viejo y el mar.

    Fue el famoso escritor quien les insufló su amor por España y los toros, presentándole a un amigo que Viertel consideraba inolvidable: Luis Miguel Dominguín.

    El primer matrimonio de Peter Viertel fue con Virginia Jigee Ray, activista de izquierdas (casada anteriormente con el escritor y guionista Budd Schulberg), madre de su único hijo.

    En 1959, el director Anatole Litvak, viejo amigo de la famila, le presentó a Deborah Kerr.

    Tras vivir juntos una temporada, Kerr y Viertel contraían matrimonio el 23 de julio de 1960.

    Lluís Bonet Mojica – La Vanguardia

    lunes, noviembre 05, 2007

    Los hombres duros no bailan



    Desdichada sería esta existencia de no haber empezado a mover los pies Frederick Austerlitz (presentado en sociedad como Fred Astaire).
    La elegancia hecha danza.
    Los hombres duros no bailan.
    ¡Feliz semana!