lunes, diciembre 11, 2006

Qué bello es vivir

Adoro la Navidad.

Dos semanas mágicas repletas de reencuentros, celebraciones, luces y presentes.
Todo el mundo luce sus mejores galas, los críos empapados en colonia, las casas engalanadas, la mesa profusamente decorada y bien surtida. Se hacen regalos, se come, se bebe, se ríe, se canta.

Me sorprende que año tras año cada vez más personas, particularmente las de mi generación, renieguen de tan entrañables fiestas. Detestan el consumismo desaforado, la sola idea de tener que buscar un solo obsequio les provoca urticaria, no soportan las reuniones, tiemblan ante la idea de engordar un solo gramo, huyen de la resaca y lo único que desean es que no se prolongue demasiado la agonía.
La verdad, se me antoja muy extraño que a alguien le horrorice colmar y que le colmen de regalos, ir hecho un pincel y dar cuenta de una excelente comida acompañado de familiares y amigos.

Sin ánimo de resultar agorero, para lo que nos queda de planeta, creo que lo mejor es disfrutarlo y dejarse de pamemas. De seguir así, en menos que canta un gallo celebraremos la Nochebuena en camiseta y calzón corto, no quedarán abetos que decorar, ni musgo para el Belén, ni langostinos, ni besuguito, ni carne para la escudella. Nuestra codicia desmesurada y la estulticia de la que hacemos gala los seres humanos nos están conduciendo a un final irreversible.

Recuerdo una película de ciencia ficción de Richard Fleischer de principios de los años setenta protagonizada por Charlton Heston y Edward G. Robinson en su último papel. “Cuando el destino nos alcance”, creo que se llamaba.
Heston interpreta a un encallecido policía de Nueva York. Corre al año 2022 y los recursos naturales están prácticamente agotados. La mayoría de la población se alimenta de Soylent Green, una especie de galletas elaboradas con plancton marino. Al final se desface el entuerto y resulta que los pastelitos de marras están hechos con cadáveres.

Así que antes de que tengamos que merendarnos al vecino sudando la gota gorda, voto por dejar de lado prejuicios antinavideños y vivir con ilusión e intensidad estos días.
¡Vivan los villancicos, las calles iluminadas, las zambombas, los atracones, las cabalgatas, los sorteos de lotería, los polvorones y el abuelo achispado!

Lo único que echo en falta es la programación televisiva navideña de antaño. Esas películas de siempre con la maravillosa “Qué bello es vivir”a la cabeza, esas series, esos programas especiales; las uvas ya no saben igual desde que no están Martes y Trece.
Estas Pascuas, más de lo mismo, bochornosa comedia con niño gordito, dibujos animados de cuarta categoría, galas casposas, villancicos desde la cárcel y mucho polígrafo.

No todo se reduce a lo más primario, también vivo con intensidad la parte más espiritual de estas Fiestas, aunque la mía no es una espiritualidad religiosa, entiendo que para muchos cristianos el nacimiento de Jesús sea motivo de celebración y alegría, no tengo absolutamente nada en contra de este señor, pero se me antojan imperdonables las barbaridades que la Iglesia ha cometido, y sigue cometiendo hoy en día, en su nombre. Aborrezco las sotanas y no creo en la figura del Altísimo ¿Es justo que un hijo de mala madre como Augusto Pinochet muera plácidamente en la cama de un hospital a los noventa y un años de edad y no colgando de una soga mientras miles de niños fallecen a diario de hambre? ¿Dónde está ese Dios tan piadoso?

Dicen que cuando muere un personaje relevante (terribles los “méritos” que hicieron célebre al dictador chileno), transcurridos unos días fallecen dos personalidades más.
Además del tirano nos ha dejado Lauren Postigo. Sus crímenes no fueron tan terribles como los del general, juzguémoslo con indulgencia. Esperemos que los Reyes Magos nos anuncien que se ha ido al otro barrio el comandante Castro, otro déspota que en nombre de la libertad y en enconada lucha contra el imperialismo tiene a toda una isla en un puño.



4 comentarios:

Blogger elmundoensusmanos ha dicho...

¡Apreciado Ivo!

Me parece que tienes razón de que ninguna clase de dictadura o tiranía son justificables en ningún caso! No obstante, en lo que respecta a Fidel CAstro creo que a pesar de las represiones que él y los suyos hayan podido ejercitar, a mi modo de ver en modo alguno pueden compararse con la barbarie perpetrada por Pinochet. Y ello así lo veo porque mientras que el segundo ejecutó un sucio y directo golpe de estado cargándose directamente a Allende y a otros tantos con torturas etcetra, el primero creo que sí respondió a un movimiento con unas motivaciones más justificadas y con más respaldo en su época, en los años cincuenta, cuando según cuentan Cuba era un punto de corrupción, y tiranía yanki sobre los lugareños. Con el paso de los años sin duda el régimen ha quedado aislado y quizás desfasado en el tiempo, no obstante, de todos es conocido que económicamente los vecinos ricos del norte hicieron y hacen lo imposible por ahogar a la isla y al régimen. Esperemos que con la caída de Castro mejore la vida de los cubanos, probablemente así será pues el liberalismo a buen seguro llevará numerosos productos de consumo allí antes inexistentes, ahora bien, sin querer ver las cosas negras, países latinoamericanos aparentemente sin dictadores y con una democracia "nominal" y económicamente libaralizados, no tienen ni han corrido mejor suerte que Cuba, por lo que en fin, creo no sería bueno que cayéramos en tomar por iguales a quienes no lo son (al menos en número de muertes y presos políticos, o incluso en apoyo popular en el país).

Un abrazo

11:47 p. m.  
Blogger uri ha dicho...

¡Feliz Navidad, Ivo!
Para tí y los tuyos os deseamos mi prole, mi santa esposa y un servidor unas fiestas plenas, con salud y alegría.

Un abrazo de oso.

10:06 a. m.  
Blogger Ivo von Menzel ha dicho...

Querido sobrino,
cualquier figura despótica me resulta igual de mosntruosa, la revolución cubana puede estar justificada, Batista era otro hijo de la gran puta, pero Fidel ha resultado ser otro déspota egocéntrico ¿Cuántos represaliados políticos, cuántos muertos, cuántos exiliados?
La misma basura que en Chile, Argentina, España, Rumanía, Unión Soviética, Camboya, Alemania, Irak, Irán y Corea del Norte, por poner algunos ejemplos.
Sea del color que sea, haya tres represaliados o millones de muertes, un régimen dictatorial no puede justificarse jamás.
Mucha gente, supuestamente de izquierdas, sigue viendo en Cuba el bastión de la resistencia, crisol de libertades, flagelo del capitalismo salvaje y del Imperio Yanqui ¡Menudo dislate!
No es más que una férrea dictadura dirigida por un viejo chocho y sus compinches. Lo mismo de siempre, unos se llenen los bolsillos a espuertas, el resto, carece de lo más elemental y ha de estar calladito para no dar con sus huesos en la cárcel.
¿Qué diferencia al comandante Fidel de Augusto Pinochet?
El diablo es el mismo vista uniforme de gala, capa y penacho o sencillo uniforme verde de revolucionario.
No entiendo también como puede restársele dureza a una dictadura.
A los últimos de franquismo se le llemó la dictablanda, Paquito está muy mayor y las cosas se han suavizado, pero se siguió torturando y matando hasta que el muy cerdo reventó.
¡Abajo el opresor!
¡Felices Fiestas!

11:44 a. m.  
Blogger Ivo von Menzel ha dicho...

Queridísimo Orioles,

lo mismo os deseo, besos y abrazos a tu encantadora esposa, a vuestros vástagos y al resto de familiares.
¡Felicísimas Fiestas y mejor entrada de año!
¡Este 1967 promete!
¡Nos vemos cava en mano!

11:46 a. m.  

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