viernes, diciembre 14, 2007

Cuando a uno le dan la pimporrada



En verdad qué mal informan nuestras televisiones.
Son exhaustivas con lo nimio y superfluo y suelen quedarse cortas con lo interesante.
Con motivo del incidente entre Hugo Chávez, Zapatero y
el Rey en Santiago de Chile, no ha habido una sola capaz de ofrecernos resumido, en una secuencia montada al efecto, lo que había sucedido antes del incidente mismo, para que pudiéramos explicárnoslo en su justa medida.

Según algunas informaciones de prensa, no era la primera ni la segunda vez que Chávez, con su habitual grosería, interrumpía a quien estuviera en el uso de la palabra, y además, cuando la había él tenido, como es su megalómana y narcisista costumbre, la había acaparado durante larguísimo rato (ya saben que en su país, Venezuela, obliga a todas las cadenas a sintonizar con él cuando le da por exhortar y cantarle rancheras al pueblo con su voz espantosa y desafinada –por martirizarlo, en suma–, a lo largo de cinco, seis y hasta más de siete horas seguidas:
el charlatán por antonomasia, en todos los sentidos del término.
Un obseso loco del micrófono, vamos).

Sin esa secuencia de lo previo, es difícil hacerse idea del hartazgo que debía de tener el Rey, así como los demás presentes, más diplomáticos o temerosos que él. Francamente, lo comprendo.

Pocas cosas sacan más de quicio que esas personas incapaces de callarse un segundo, de escuchar un instante, de hacer una mínima pausa, esas ametralladoras que todos hemos sufrido alguna vez en la vida y que nos han llevado a casi gritar, a largarnos o colgar un teléfono abruptamente.

Y si quien, además de eso, resulta tener una voz estridente o desagradable, entonces me siento tentado de exculpar hasta el homicidio.
El Rey, al fin y al cabo, se limitó a espetarle al verborreico:
"Pero, ¿por qué no te callas?" (El "pero" resultó casi inaudible y por eso no parece haberlo captado nadie, pero ahí estaba, para los de más fino oído.)
Bien es verdad que el asunto habría tenido menos transcendencia si el Rey le hubiera dicho a Chávez:
"Pero, ¿por qué no le dejas hablar?", refiriéndose a Zapatero.
O si, al menos, no lo hubiera tuteado.

A estas alturas Don Juan Carlos debería saber que ese tuteo al que tiene discutible derecho con todos sus conciudadanos no lo tiene con quienes no lo son, y que en el extranjero produce un pésimo efecto.
Hace no mucho lo criticó Jacques Chirac por eso, y no es de extrañar, siendo Francia un país en el que el "usted" todavía rige casi siempre: a veces, incluso, entre los compañeros de colegio.

Pero, con todo y con eso, el Rey nos ha dejado una frase inolvidable (no puedo contener la risa cada vez que veo las imágenes), dedicada certeramente a quien más se la merece, es decir, a quien tiene por oficio no cerrar nunca la boca y dar una pimporrada infinita a los venezolanos y, en menor grado, al mundo entero.

La cantidad de veces que Hugo Chávez va a tener que oírla a partir de este incidente es un acto de verdadera justicia retórica. Una vez recuperada el habla –se quedó mudo, milagro, durante unos instantes–, Chávez volvió a su catarata habitual de sandeces, y no se le ocurrió otra cosa que recordar que él era tan Jefe de Estado como el Rey, sólo que a él se lo había elegido.

Se le olvidó añadir que su elección se produjo tras beneficiarse de un indulto incomprensible y salir gracias a él de la cárcel, a la que había ido a parar por su intentona de golpe de Estado militar en 1992, que causó varios muertos y le supuso un delito de alta traición a su patria hoy tan querida.

El Rey, en cambio, impidió y frustró un golpe de Estado militar en 1981.
Salvando las distancias ideológicas (en el fondo no muchas), que Chávez sea Presidente de su país viene a ser como si el de aquí fuera Tejero.
No sé si se lo imaginan.

A raíz de este incidente, y también con anterioridad a él, se ha puesto de moda en España meterse con el Rey y su familia, desde diversos flancos:
los chuscos sin ingenio de una revista, los independentistas más incendiarios, los programas de chismorreo llenos de periodistas cenutrios, la Conferencia Episcopal a través de su Monaguillo Colérico. Hasta la Presidenta de Madrid, Aguirre, le ha hecho reproches al Rey, en plan palurdo.
Y el perennemente obtuso ex-portavoz Anasagasti ha tildado a su familia de "parásitos y vagos", cuando, a tenor de lo que vemos sólo en televisión, esa familia no para, y encima ha de chuparse unos rollos que cualquier ser normal pagaría por ahorrarse:
¿ustedes conciben lo que ha de ser que cualquier caprichoso o idiota requiera su presencia y se dedique a darles la vara?

Políticos, diplomáticos, empresarios, académicos, inauguradores, dueños de fábricas que hay que visitar con casco puesto, afectados por calamidades, enfermos, periodistas, banqueros, militares, pseudocortesanos.

Ni un mal gesto, ni una renuencia o desplante se ha visto a los miembros de esa familia a lo largo de treinta y dos años.
Por no hablar de los muchos contratos que al parecer el Rey consigue en sus visitas al extranjero.

Jamás he sido ni seré monárquico, sino de convicción republicana.
Pero, tal como está este país, y tal y como son estos Reyes, creo que hay que agradecer que existan y –como dice la Constitución– que "reinen", aunque no se sepa ya bien qué es eso y la fórmula esté más o menos vacía de contenido.

Javier Marías - El País Semanal

6 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Workin in the coalmine, goin' down, down... Si es que al hombre se le ve ya consumido de tanto trabajar. Que poca piedad tienen algunos. Por cierto, Anasagasti es desde luego cualquier cosa menos obtuso, su peinado es premio nacional de ingenieria, pero de obtuso nada, joven. Ojala hubiere en política mas Anasagastis y menos gritos, insultos y andaquetús, que el congreso parece ya gran hermano.

1:28 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

"¿Bogué do de gayas? "
¡ Qué dicción, qué corrección en el tuteo, qué gran ejemplo para el cuerpo diplomático !!
Esperemos que Doña Leticia , la reina que España necesita, Don Felipe y los infantes , extraigan todo el partido de estas máximas confucianas para seguir gobernándonos en el futuro.
Las versiones alternativas sobre el 23F son todas falsas. No os las creáis. Y los Borbones nunca han provocado guerras y siempre han estado al servicio de su país. Tambien la casa de Grecia,de Su Majestad La Reina, muy renombrada. Lástima que no hayamos emparentado con la de Bulgaria , rama mallorquina , que tambien promete. ¡¡Qué gran estratega el Rey!! ¡¡ No nos lo merecemos!! Y Su Majestad El Príncipe de Asturias seguro que sabrá heredar el talento de su padre.

12:27 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Chávez, hijo de maestros (de allí el tonillo didáctico de sus interminables alocuciones) es un caballero de la cabeza a los pies.
Ecuánime, educado, tolerante.
Si Don Juan Carlos hubiera reprendido a otro tirano (no por haber sido elegido democráticamente es menos déspota, no olvidemos que el malnacido de Hitler también ganó las elecciones), otro gallo nos cantara.
Pero claro, un Borbón recriminando a un desvalido indígena.
Resulta bastante lamentable que todavía haya tanta gente anclada en ese rancio sentimiento "izquierdista".
Cuba es un maravilloso lugar de vacaciones (LLamazares, majo, ¿Cuándo te dignarás a denunciar el régimen castrista), Fidel un currante nato y un santo varón, el Che fue un libertador (que no un criminal fanático), Mao Tse Tung un chinito encantador.
Stalin, un hombre llano, franco, por y para el pueblo; y que entrañable la estampa de algunos aguerridos revolucionarios (Carrillo sin peluquín) poniéndose las botas en las barbacoas que organizaba Ceaucescu mientras Rumanía sae moría de hambre, de miedo, de frío y de asco.
Cuan grandiosos resultan los gobiernos populistas como el que propugna (a bayoneta si fuera necesario) el mesías bolivariano.
Veo a Kim Jong aclamado por la agradecida multitud mientras en las cárceles torturan con saña a niños de diez años por haber cometido atrocidades contrarrevolucionarias. Alabados sean los jemeres rojos que pasaron a machete a todos los enemigos de la República, corajudos los soldados rusos que entraron con sus tanques en Budapest para borrar a cañonazos cualquier atisbo de decadencia y depravación pequeño burguesa.
Benditos sean el Ayatolah Jomeini, Enver Hoxha (esos búnqueres), Arnaldo Otegi, Jesús Gil y Evo Morales.
¡Camaradas, arriba la dictadura del proletariado!
¡"Esmolemos las hoses"!

1:35 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Señor Pol Pot :
Si lo dice por mñi, que soy el anterior anónimo, le diré que el Sr.(ejem) Chávez me parece un ser tan absolutamente impresentable desde todos los puntos de vista, que no pensaba malgastar en él ni un segundo de mi tiempo. Sólo comentar que a mí ya no me hacía gracia cuando la broma del azufre en la ONU (que muchos le rieron) ni desde nunca, vamos.

Ello no es obstáculo para que considere absurdo el papel de una monarquía (y no digamos ya de la "familia real") en una democracia y que el actual Rey me parece sobrevalorado, desconocido porque más vale que así sea y bastante cortito. No le deseo ningú mal. Por mí, pues que abdique, se jubile de embajador en Roma o París y fin del cuento.
Ahora bien, mira que encontrar un sentido de Estado en el exhabrupto tabernero y en el levantarse antes de hora.....Quieto, Juanito, y calladito, por tu bien, que no se sepa lo que no sabes.

4:07 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Por supuesto que hubiera sido mucho mejor y nada cuestionado si le hubiera espetado : "Por favor, ¿puede usted dejar hablar a los demás?" o algo así. Con convicción, educación y firmeza. Pero lo que hizo y como lo hizo no recordaba al máximo representante de un país, sino a un sargento chusquero o un personaje de telebasura.
Por otra parte,lo de Chávez no tiene nombre. Hoy ha salido cantándole a Fidel Castro.

9:49 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Prescindiendo de ideas políticas, me encantaría poder sintonizar en mi casa el programa "Aló presidente", del mismo modo que veo Polònia. Es un caso parecido a aquellos históricos gags del monstruoso Ruiz Mateos o algo así. Surrealismo al poder.

11:13 a. m.  

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