martes, julio 03, 2007

Falso culpable


La puerta estaba abierta.
Una vez perturbado el orden, el caos era inevitable.
Se había producido la brecha por la que irrumpía lo imprevisto, esparciendo el miedo.

Hermann Ungar

Corría el principio de la década de los años noventa cuando uno de mis mejores amigos y un servidor nos matriculamos en el Centro de Estudios Cinematográficos de Cataluña.

Tras tan campanudo nombre se escondía una escuela bastante modesta dirigida por Héctor Fáver, un astroso y algo siniestro caballerete argentino fanático de las soporíferas películas de Andrei Tarkovsky.

Huelga decir que hicimos el primo en mayúsculas, nos vaciaron los bolsillos y no aprendimos absolutamente nada.

Si pretende dirigir o escribir guiones, huya como de la peste de este tipo instituciones.
Hágase con una pequeña cámara, sirva cafés o bocadillos en algún rodaje y déjese las posaderas en los patios de butacas, le resultará mucho más provechoso.

La dichosa escuela si sirvió para establecer algunos vínculos que hoy todavía mantengo.

Entre un grupo bastante numeroso de sabiondos, cretinos, pomposos intragables, modernos de profesión y pedantes de convicción, destacaba algún que otro individuo de lo más corriente y moliente.
Uno de ellos era Rafael Cortés.

Rafa llegó de su Palma natal con una cultura cinematográfica nula.
Desconocía por completo a los clásicos y adoraba el cine comercial de estreno.
Daba gusto verlo reventar algún intragable debate reivindicando la comedia reciente más imbécil.

Poco a poco se aficionó a la obra de Hitchcock, a los filmes mexicanos de Don Luis Buñuel y a la lectura de algunos autores centroeuropeos (su favorito, el desosegador Hermann Ungar).

De estas influencias extrajo algunos aspectos que le marcaron profundamente (la culpabilidad, la confusión de personalidad, el desencanto y la humillación).
El amigo forjó rápidamente un estilo muy personal del que ya se hacía eco su primer cortometraje rodado en Súper 8.

Tras los años de formación muy pocos acabamos dedicándonos al séptimo arte.
Algunos nos dimos cuenta de que éramos más cinéfilos que cineastas, otros no estaban dispuestos a dejarse la salud en el desquiciado mundo de la publicidad o la piel tratando de conseguir año tras año una subvención.

El mallorquín no se amilanó, amplió su aprendizaje en la ciudad de Nueva York y se zambulló de lleno en el mundillo.

Tras años de trabajo, dos cortometrajes y algunos videoclips a sus espaldas, ha conseguido llevar a buen puerto su primer largometraje, “Yo”.

Lo ha paseado por los más prestigiosos festivales y ha recibido más de un galardón, lo cual nos llena de orgullo a sus compañeros de promoción.
Su criatura, siempre con su permiso, faltaría más, también es un poco nuestra.

Este viernes estrena su Ópera Prima en la ciudad donde dio sus primeros pasos.

“Yo” se exhibirá desde el día 6 del presente en el cine Verdí.

Para aquellos que se muestren reticentes a pisar esta sala donde se proyecta un cine más alternativo, recomendarles que se dejen de prejuicios y que no dejen escapar esta oportunidad.

La película no les defraudará, les agarrará por el cuello desde los créditos de inicio y no les soltará hasta que se enciendan las luces.

No se dejen engañar por su factura, es una película humilde, de bajo presupuesto, pero rodada con el mismo espíritu y profesionalidad que si se hubiera realizado en un gran estudio durante la era dorada.

Su director siempre ha permanecido fiel a la máxima de uno de sus mentores, sentencia que debería tener en cuenta más de un artista de tres al cuarto de los que tanto abundan hoy en día:
“Para mí, el cine son 400 butacas que llenar”.

No se les ocurra perdérsela.

4 comentarios:

Blogger Rafel ha dicho...

Muchas gracias por darnos la oportunidad (a "yo" y a mí) de formar parte de tu maravilloso blog. Un honor.

6:30 p. m.  
Blogger Ivo von Menzel ha dicho...

Un placer, como siempre, a disponer.

Un abrazo,

Ivo

7:01 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

muy emotivo, pero como dice el Sr. Lobo, "before we suck our dicks", quizá sería mejor ver la película o el flim, como gusten... que uno es muy viajao...

7:12 p. m.  
Blogger Ivo von Menzel ha dicho...

De eso se trata, señor "viajao" (harto curiosos deben ser sus itinerarios), de ir a ver la película.
Lejísimos le debe pillar lo de echarle una mano a un amigo.
Claro que siempre le quedará el Sr. Lobo y sus sabios consejos.
Patético personajillo.

12:05 p. m.  

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